Evaluar comprensión lectora sin aburrir

Ideas prácticas para observar la comprensión lectora sin encasillar ni aburrir

Evaluar la comprensión lectora no es hacer preguntas de “verdadero o falso” o poner una ficha al final del texto. O, al menos, no debería ser solo eso. Si queremos saber si nuestro alumnado comprende lo que lee, necesitamos abrir el abanico y mirar más allá de lo literal. Aquí tienes ideas para hacerlo de forma más auténtica, variada y formativa, sin necesidad de caer siempre en el clásico test de evaluación de la comprensión lectora.

1. Haz visibles sus procesos de lectura.

Lo que nos interesa no es solo lo que entienden, sino cómo lo entienden.

Una forma sencilla: pídeles que subrayen o anoten lo que les hace pensar un párrafo, lo que les sorprende o lo que les confunde. Usa plantillas tipo:

  • “Este párrafo me hizo pensar en…”
  • “Esta palabra no la entendí, pero por el contexto creo que…”
  • “Este personaje me cayó bien/mal porque…”

Lo que evaluamos aquí: estrategias lectoras (inferencias, conexiones, interpretación).

2. Evalúa hablando, no solo escribiendo.

A veces entienden perfectamente, pero no lo plasman bien por escrito. Aprovecha las conversaciones breves en pequeño grupo, la lectura compartida o el trabajo cooperativo para escuchar cómo construyen sentido juntos.

Prueba con estas preguntas:

  • ¿Qué parte os ha parecido la más importante? ¿Por qué?
  • ¿Qué creéis que va a pasar después?
  • ¿Estáis de acuerdo con lo que hizo este personaje?

Evalúas: comprensión inferencial, opinión razonada, formulación de hipótesis.

3. Que lo demuestren creando.

Pídeles que transformen lo que han leído: una viñeta, un cartel, una escena dramatizada, un resumen visual, una línea del tiempo…

Ejemplos:

  • Dibuja una escena que no aparece pero que tú imaginas entre los capítulos.
  • Haz un cartel para animar a leer el libro (sin spoilers).
  • Escribe un WhatsApp entre dos personajes tras lo ocurrido.

Evalúas: comprensión global, estructura narrativa, creatividad aplicada a la lectura.

4. Usa preguntas tipo Bloom (¡más allá del recordar!).

En lugar de “¿Dónde ocurre la historia?”, prueba con:

  • ¿Qué otras decisiones podría haber tomado el personaje?
  • ¿Qué cambiarías si fueras el autor/a?
  • ¿Qué parte eliminarías del texto sin que cambie el mensaje?

Estas preguntas fomentan pensamiento de orden superior y te dan pistas de cómo procesan lo leído.

Evalúas: análisis, evaluación y creatividad a partir del texto.

5. Incluye momentos de autoevaluación en el proceso de comprensión lectora.

Pide que al acabar la lectura respondan a preguntas como:

  • ¿Qué parte entendí mejor? ¿Y cuál me costó?
  • ¿Qué estrategia usé cuando me perdí?
  • ¿A qué otras lecturas me recordó este texto?

Evalúas: metacognición, conciencia lectora, regulación de la comprensión.

¿Y si hicieras un portafolio lector?

Reúne ejemplos de todas estas evidencias (notas orales, dibujos, respuestas, reflexiones) y monta con ellos una carpeta de comprensión. Así verás cómo evoluciona su forma de leer y entender. Y ellos también lo verán.

En resumen: evaluación, sí, pero con sentido.

La comprensión lectora no se mide solo con respuestas correctas. Se observa, se conversa, se representa, se reflexiona. Y todo eso puede (y debe) formar parte de la evaluación.

Recursos relacionados en Bloomania.es

Enlaces externos recomendados

(Visited 136 times, 2 visits today)