5 errores al usar la taxonomía de Bloom (y cómo evitarlos)

¿Por qué no siempre funciona como esperamos?

¿Te ha pasado alguna vez que planificas una actividad con toda la intención de “hacer pensar más” y luego no ves el resultado esperado? Muchas veces, la clave no está en la actividad en sí, sino en cómo la diseñamos y evaluamos y más si estamos trabajando con la taxonomía de Bloom.

La taxonomía de Bloom nos ayuda a estructurar diferentes niveles de pensamiento, desde lo más básico hasta lo más complejo. Pero su uso no siempre es tan sencillo como parece. En este artículo te cuento los 5 errores más comunes al usar la taxonomía de Bloom en el aula y, lo más importante, cómo evitarlos con ejemplos prácticos y fáciles de aplicar.

1. Usar la lista de verbos como una simple plantilla

Uno de los primeros recursos que suele encontrar un docente cuando se acerca a Bloom es la famosa lista de verbos. ¿Te suena? Recordar → listar, nombrar, identificar; Analizar → comparar, clasificar, justificar… Y así, para cada nivel.

Estas listas son útiles, sí. Pero el problema aparece cuando los verbos se convierten en el fin en lugar del medio. Es decir, cuando diseñamos tareas pensando solo en el verbo, sin profundizar en lo que realmente implica el proceso mental que queremos provocar.

Ejemplo realista:

“El alumnado analizará una noticia.”
A simple vista parece una actividad de nivel alto. Pero si solo tienen que subrayar una palabra clave o responder con una frase, el tipo de pensamiento que estamos activando no es realmente el de análisis.

¿Cómo evitar este error?
Pregúntate:

  • ¿Qué debe hacer el alumnado con esta tarea?
  • ¿Requiere tomar decisiones, conectar ideas, justificar su respuesta?

Haz que el verbo tenga sentido dentro de una actividad significativa, no solo como palabra suelta.

Una mejora sería:

“El alumnado analizará una noticia para identificar la intención del autor, comparándola con otra fuente y justificando cuál considera más fiable.”

2. Pensar que los niveles deben seguirse en orden

Es muy común entender la taxonomía de Bloom como una escalera: primero recordar, luego comprender, después aplicar… y así hasta llegar a crear. Pero la realidad del aula es mucho más rica y dinámica.

El pensamiento no siempre sigue un orden lineal. A veces, invitar al alumnado a crear algo es la mejor forma de acceder a niveles previos como la comprensión o el análisis.

Ejemplo aplicado:
En vez de empezar explicando un poema y luego hacer preguntas de comprensión, puedes comenzar con una actividad creativa:

“Escribe un poema corto que exprese una emoción concreta. Luego, explica por qué elegiste esa emoción y cómo la representaste.”

Así, desde la creación, el alumnado se ve obligado a reflexionar, tomar decisiones lingüísticas, comprender el uso del lenguaje poético… y finalmente, justificar su proceso. ¡Todo un viaje de pensamiento!

Conclusión: No tengas miedo de romper el orden si la actividad lo pide. Lo importante es que el pensamiento sea auténtico y significativo.

3. Usarla solo para planificar, no para evaluar

Este es uno de los errores más habituales: usamos Bloom para diseñar tareas, pero luego evaluamos con criterios genéricos que no reflejan los niveles de pensamiento trabajados.

Si planteas una tarea de análisis, pero solo valoras si la respuesta es correcta o no, estás desaprovechando la oportunidad de evaluar el proceso de pensamiento.

¿Cómo solucionarlo?

  • Diseña tus criterios de evaluación alineados con los niveles de Bloom.
  • Usa verbos que indiquen lo que esperas: justificar, argumentar, crear, criticar…
  • Añade preguntas o ítems que reflejen el tipo de pensamiento que se quiere observar.

Ejemplo evaluativo:

“Explica qué harías tú en lugar del personaje principal y justifica tu respuesta con al menos dos argumentos.”

Aquí estás evaluando comprensión, análisis y argumentación. ¡Mucho más rico que un simple “¿qué hizo el personaje?”!

Consejo final: haz que planificación, ejecución y evaluación hablen el mismo idioma. Así el alumnado entiende mejor qué se espera de él y tú puedes observar el pensamiento real.

4. Ignorar el contexto y las necesidades del alumnado

Imagina que propones una tarea de nivel alto como “crear un plan para mejorar la convivencia del centro”, pero estás en 2.º de primaria y no has trabajado antes la idea de normas o resolución de conflictos.

¿Resultado? Frustración, inseguridad, desconexión.

Este error nace cuando aplicamos las categorías de Bloom sin adaptar las tareas al contexto real del aula. Cada grupo tiene su ritmo, su lenguaje, sus experiencias previas… y todo eso cuenta a la hora de diseñar propuestas retadoras pero accesibles.

Ejemplo con enfoque ajustado:

En vez de pedir directamente un plan de mejora, puedes comenzar con algo más cercano:
“¿Qué cosas hacen que nos sintamos bien en clase? ¿Qué podríamos mejorar juntos?”

A partir de ahí, puedes ir subiendo en complejidad con apoyos, modelos y preguntas guiadas.

Claves para evitarlo:

  • Escucha a tu alumnado.
  • Observa cómo responden ante propuestas abiertas.
  • Ajusta el nivel de reto sin renunciar a fomentar el pensamiento.

Porque pensar bien no es cuestión de edad, sino de contexto, andamiaje y confianza.

5. Creer que “crear” es siempre lo más difícil en la taxonomía de Bloom

Este error es muy común. Como “crear” está al final de la pirámide, muchas veces se interpreta como la tarea más compleja de todas. Pero eso depende del contenido, del tipo de creación y del nivel de profundidad que exija.

Ejemplo claro:

Crear una portada para un cuento puede ser muy creativo, pero no necesariamente exige más pensamiento que analizar los valores implícitos en una carta de opinión.

¿Qué hacer entonces?
Valora la complejidad según lo que pide la tarea y no solo por el nivel que aparece en Bloom.

Otra pista: si la creación es solo estética o automática (por ejemplo, colorear o recortar), probablemente no implique un pensamiento profundo. En cambio, si hay toma de decisiones, reflexión, mejora o argumentación detrás, entonces sí hay creación en el sentido que Bloom planteaba.

Más que una pirámide o una lista de verbos, la taxonomía de Bloom es una invitación a mirar con lupa cómo pensamos y cómo ayudamos a pensar al alumnado. Si dejamos de usarla como una receta cerrada y empezamos a verla como una guía flexible, nuestras clases pueden transformarse en espacios donde el pensamiento realmente ocurre.

No hace falta dominar todos sus niveles de memoria. Basta con hacerse buenas preguntas:

  • ¿Qué quiero que hagan con lo que aprenden?
  • ¿Qué tipo de pensamiento quiero que desarrollen?
  • ¿Estoy evaluando eso que tanto me esforcé en diseñar?

Evitar los errores más comunes no es un objetivo más en nuestra lista. Es una forma de acompañar mejor los procesos mentales de nuestro alumnado, con intención, cercanía y sentido. Y eso, en la práctica docente, marca la diferencia.


Enlaces de interés

🔹 ¿Quieres conocer la versión más actual de esta herramienta pedagógica?
Descubre la evolución completa de Bloom, desde su origen hasta su adaptación digital, con ejemplos aplicados al aula actual:
👉 https://bloomania.es/taxonomia-de-bloom-2025/

🔹 Explora el nivel “Comprender” con propuestas listas para usar en clase
Una entrada práctica que detalla cómo trabajar el segundo nivel cognitivo en el aula con verbos, productos y rutinas útiles:
👉 https://bloomania.es/taxonomia-de-bloom-entender/

🔹 ¿Sabías que la versión actualizada de Bloom incluye tipos de conocimiento?
Aquí puedes entender cómo Anderson y Krathwohl transformaron la taxonomía en una matriz mucho más útil para planificar tareas competenciales:
👉 https://bloomania.es/taxonomia-de-bloom-la-revision-de-anderson-y-krathwohl/

🔹 ¿Cómo se aplica la taxonomía de Bloom en la era digital?
Esta entrada presenta herramientas, verbos digitales y propuestas para integrar Bloom en entornos con tecnología e inteligencia artificial:
👉 https://bloomania.es/6469-2/

🔹 ¿Trabajas la creatividad en el aula? Aquí tienes el nivel “Crear” en profundidad
Un recorrido claro por el nivel más alto de la taxonomía, con propuestas reales, verbos clave y productos creativos:
👉 https://bloomania.es/taxonomia-de-bloom-crear/

🔹 ¿Y si combinamos Bloom con la taxonomía SOLO?
Este artículo propone cómo unir ambas herramientas para diseñar tareas ricas, con profundidad y claridad cognitiva:
👉 https://bloomania.es/como-combinar-las-taxonomias-de-bloom-y-solo-en-el-aula/

🌟 Recursos recomendados sobre la taxonomía de Bloom

Si quieres seguir profundizando en cómo aplicar la taxonomía de Bloom en el aula de forma práctica y efectiva, aquí tienes tres propuestas útiles:

🔹 Cómo aplicar la taxonomía de Bloom en clase paso a paso
Una explicación clara de los seis niveles cognitivos con ejemplos de actividades y verbos para diseñar tareas competenciales.
👉 https://www.vocaeditorial.com/blog/taxonomia-de-bloom/

🔹 Tres pasos para usar la taxonomía de Bloom para un aprendizaje significativo
Una guía sencilla para planificar, aplicar y evaluar actividades a partir de los niveles de Bloom.
👉 https://www.tekmaneducation.com/aplicar-taxonomia-bloom-aula-aprendizaje-significativo/

🔹 Recursos para llevar Bloom al aula con plantillas y actividades
Ideas prácticas, descargables y actividades ya pensadas para trabajar cada nivel cognitivo con tu alumnado.
👉 https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/recursos-taxonomia-de-bloom/

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