Propiedades textuales en primaria: Criterios para los tres ciclos

Las propiedades textuales son la base de la expresión escrita. Todo texto necesita mantener un sentido global, estar bien enlazado por dentro, ajustarse al destinatario y cumplir unas normas básicas de corrección. Estas dimensiones, que parecen obvias en los textos adultos, son en realidad un aprendizaje complejo que debe trabajarse desde los primeros cursos de primaria.

Cuando hablamos de propiedades textuales nos referimos a cuatro grandes bloques: coherencia, cohesión, adecuación y corrección ortográfica. Estos cuatro pilares permiten evaluar y mejorar cualquier producción escrita y, lo más importante, ayudan al alumnado a comprender qué significa escribir bien y qué pasos debe dar para avanzar.

propiedades textuales

Qué son las propiedades textuales

La coherencia se refiere a que el texto mantenga una idea central clara, con un principio y un final reconocibles, y que la organización interna tenga sentido. Sin coherencia, el lector no sabe hacia dónde va el escrito ni qué mensaje debe retener.

La cohesión hace que las frases y los párrafos no aparezcan aislados. Se logra a través de conectores, pronombres y sinónimos que enlazan unas partes con otras. Gracias a la cohesión, el texto fluye y se entiende con facilidad.

La adecuación consiste en usar un registro y un vocabulario acordes al género y al destinatario. No se escribe igual un cuento que una descripción, ni una carta personal que una exposición. Enseñar a los alumnos a elegir las palabras y el tono adecuados es parte fundamental del aprendizaje de la escritura.

La ortografía y la corrección formal aseguran que el texto sea legible y respete las normas básicas. Desde el uso de la mayúscula inicial y el punto final hasta el control de las tildes, este bloque es progresivo y se consolida a lo largo de toda la etapa.

Progresión de las propiedades textuales en primaria

No podemos pedir lo mismo a un alumno de primero que a un alumno de sexto. Por eso es necesario adaptar las expectativas a cada ciclo y definir niveles de consecución claros.

En el primer ciclo se espera que los textos mantengan un tema sencillo y reconocible, que tengan inicio y final, que usen conectores básicos como “y” o “entonces” y que aparezcan mayúsculas y punto final. El vocabulario suele ser muy cotidiano y el objetivo principal es que el niño entienda que un texto cuenta algo a alguien. Los niveles de consecución aquí son sencillos: logrado, en proceso o necesita ayuda.

En el segundo ciclo los alumnos ya son capaces de organizar un texto con inicio, desarrollo y cierre. Se introducen conectores frecuentes como “porque”, “pero” o “aunque” y se empieza a pedir variedad en su uso. El registro comienza a ajustarse al género y al destinatario, y el vocabulario debe ser suficiente para cumplir el propósito comunicativo. La ortografía avanza hacia el control de las tildes en palabras comunes y el uso correcto de comas y puntos. Los niveles de consecución en este ciclo se definen como excelente, competente, en progreso e inicial.

En el tercer ciclo los textos deben mantener una idea central sostenida a lo largo de todo el escrito. La estructura se reconoce con claridad: introducción, desarrollo y cierre. La cohesión se demuestra con una variedad de conectores pertinentes, referencias internas claras y tiempos verbales consistentes. El registro se adapta al género y al destinatario, ya sea narración, exposición o carta formal, y el vocabulario debe ser preciso. En cuanto a la ortografía, se espera un dominio general de las tildes, los signos y las mayúsculas. Los niveles de consecución en este ciclo siguen siendo excelente, competente, en progreso e inicial, con descriptores más exigentes que permiten observar matices en la calidad de los textos.

Rúbricas de propiedades textuales por ciclos

Para acompañar a esta progresión hemos diseñado tres rúbricas adaptadas. La del primer ciclo es sencilla y se centra en lo esencial: mantener el tema, usar conectores básicos, diferenciar entre escribir para uno mismo o para otros y respetar la separación de palabras, las mayúsculas y el punto final.

La rúbrica del segundo ciclo introduce ya cuatro niveles de consecución y permite valorar si el alumno ha alcanzado una estructura completa, si utiliza conectores variados, si ajusta el registro y si controla las tildes más comunes.

La rúbrica del tercer ciclo es más detallada. Permite observar si la idea central se mantiene, si los párrafos están bien enlazados, si el registro se adapta a cada situación y si el número de errores es mínimo. Estas listas de verificación son fáciles de usar, rápidas de aplicar y muy útiles para dar feedback inmediato al alumnado.

Por qué trabajar las propiedades textuales con rúbricas y checklists

Centrarse en las propiedades textuales permite al docente evaluar de forma justa y al alumno entender qué debe mejorar. No se trata de marcar fallos aislados, sino de ofrecer una visión clara de los aspectos que hacen que un texto funcione.

Con estas rúbricas, cualquier profesor puede observar la progresión de la escritura a lo largo de la etapa, dar retroalimentación formativa y alinear su práctica con el Marco Europeo de Competencias Clave.

Las propiedades textuales dejan de ser un concepto abstracto para convertirse en una herramienta práctica que ayuda a enseñar a escribir mejor y a disfrutar del proceso.

📚 referencia:
Consejo de la Unión Europea. (2018). Recomendación del Consejo, de 22 de mayo de 2018, relativa a las competencias clave para el aprendizaje permanente (2018/C 189/01). Diario Oficial de la Unión Europea, C 189, 1–13.

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