Juegos predeportivos con sentido: del movimiento a la comprensión del juego

En muchas clases de Educación Física, la imagen que se repite en los juegos predeportivos es clara: unos pocos corren detrás del balón, otros miran o esperan su turno. Algunos apenas tocan el juego. Y sin embargo, al terminar, decimos que “hemos jugado”. Pero… ¿quién ha aprendido realmente?

El reto de enseñar deportes colectivos en Primaria no es que los niños corran, sino que todos comprendan por qué se corre, hacia dónde y con quién. Por eso los juegos predeportivos son una oportunidad didáctica clave: permiten aprender jugando, sin la presión de las reglas cerradas del deporte formal y con posibilidades reales de adaptación.

Cuando hablamos de juegos predeportivos nos referimos a propuestas motrices inspiradas en deportes reales (como el baloncesto, el fútbol o el voleibol), pero con normas simplificadas, espacios modificados y objetivos accesibles al nivel de desarrollo del alumnado.

La clave no es solo moverse, sino participar con sentido.
Un alumno que pasa toda la sesión corriendo sin saber qué hace está tan fuera del juego como el que se queda quieto esperando su turno.

“Si un alumno solo persigue el balón o se queda quieto esperando turno, no está aprendiendo a jugar: está aprendiendo a no participar.”

juegos predeportivos

2. Claves de un buen juego predeportivo en primaria

Diseñar juegos predeportivos eficaces en Primaria no consiste en inventar nuevas actividades constantemente, sino en dar intención pedagógica a lo que se propone. Un mismo juego puede ser inclusivo o excluyente, formativo o frustrante, según cómo lo planteemos. Estas son las claves fundamentales que deben guiar su diseño y aplicación:

✔ Adaptación al nivel del alumnado

No basta con que el juego sea “divertido”: debe estar al servicio del desarrollo motor y cognitivo del alumnado. Esto implica ajustar:

  • Las reglas: deben ser comprensibles, coherentes con el nivel de pensamiento del grupo y escalables en complejidad.
  • El espacio: jugar en un campo demasiado grande puede dispersar, y uno muy pequeño puede generar choques y frustración.
  • Los materiales: no es lo mismo lanzar una pelota de gomaespuma que un balón reglamentario. Usar materiales blandos, grandes o con rebote controlado facilita el aprendizaje.

Un juego adaptado no es más simple: es más accesible.

✔ Comprensión táctica

Los juegos predeportivos no buscan únicamente que el alumnado se mueva, sino que comprenda la lógica del juego colectivo:

  • ¿Dónde tengo que ir para ayudar?
  • ¿Por qué paso a esa persona y no a otra?
  • ¿Qué hacemos cuando perdemos el balón?

Este nivel de pensamiento —“leer el juego”— es esencial para que el alumnado no repita mecánicamente acciones sin entenderlas. Modelar verbalmente durante el juego y detener para reflexionar puede ser más formativo que jugar sin parar.

Pensar antes de actuar no es frenar el juego: es activar el aprendizaje.

✔ Roles múltiples

En los deportes formales, a menudo se da protagonismo al que ataca o marca. Pero los juegos predeportivos permiten visibilizar y valorar roles diversos, todos necesarios para que el juego funcione:

  • Quien construye el pase
  • Quien apoya sin balón
  • Quien protege el espacio
  • Quien decide cuándo frenar o avanzar

Al identificar estos roles y permitir que todos los alumnos los asuman, se fomenta una comprensión más rica del juego y se combate la desigualdad en la participación. Se puede incluso nombrar los roles, usar tarjetas o rotarlos intencionadamente durante la sesión.

Un buen equipo no es el que tiene mejores jugadores, sino el que entiende mejor los roles del juego.

✔ Reglas simples, pero con intención

Una regla no debe estar “porque sí”. Cada norma que se introduce debe tener un propósito didáctico: fomentar la colaboración, evitar el acaparamiento del balón, equilibrar los tiempos de participación…

  • “No se puede marcar gol sin antes hacer tres pases” → fomenta la cooperación.
  • “El que recibe debe estar en movimiento” → mejora la ocupación del espacio.
  • “Todo el equipo debe pasar por el balón antes de marcar” → obliga a incluir a todos.

La simplicidad no está reñida con la riqueza didáctica, siempre que sepamos por qué usamos cada consigna.

Jugar con reglas no limita el juego: le da sentido.

✔ Flexibilidad

En un juego predeportivo bien diseñado, nada está escrito en piedra. La clave es observar lo que sucede y tener margen para ajustar sobre la marcha:

  • ¿Hay poca participación? Cambiamos el número de balones o acortamos el tiempo.
  • ¿Alguien se queda fuera? Introducimos un rol de apoyo o ajustamos los turnos.
  • ¿Falla la cooperación? Introducimos una consigna que obligue a buscar al compañero.

Flexibilizar no es hacer trampa ni perder autoridad docente. Es asumir que el juego es una herramienta, no un fin en sí mismo.

Modificar un juego no es rendirse, es enseñar mejor.

✔ Inclusión real

La mejor manera de saber si un juego es inclusivo es mirar lo que hacen quienes más dificultades tienen. Si hay quien:

  • no se mueve en toda la sesión,
  • espera mucho tiempo su turno,
  • o participa sin entender lo que ocurre…

…el juego necesita una revisión.

Asegurar la inclusión no solo es un principio ético, sino también didáctico: todos aprenden más cuando todos participan más. Por eso conviene preguntarse durante la sesión:

  • ¿Qué está haciendo cada alumno en este momento?
  • ¿Puede hacer algo diferente que tenga valor para el juego?
  • ¿Cómo puedo facilitar que se sienta parte activa?

Un juego inclusivo no deja a nadie fuera. Un juego formativo no deja a nadie igual.

3. Tipos de juegos y para qué sirven

Los juegos predeportivos se pueden clasificar según el principio táctico que ayudan a desarrollar. Esta clasificación no pretende encasillar, sino ayudar al docente a elegir con intención según lo que quiera trabajar: ocupar el espacio, progresar con el balón, controlar el golpeo o comprender los cambios de rol.

Cada tipo de juego activa habilidades distintas, fomenta distintos estilos de pensamiento motriz y ofrece posibilidades reales de participación para todo el grupo. A continuación, se presentan varias propuestas organizadas por categoría, con una breve explicación de su utilidad y foco principal.

A. Juegos de ocupación del espacio

Qué son y para qué sirven:
Son juegos en los que el objetivo principal no es avanzar o marcar, sino aprender a moverse con sentido dentro del espacio de juego. Se trabaja la percepción espacial, el desmarque, la ocupación de zonas vacías y la toma de decisiones sin balón. Ideales para iniciar al alumnado en la lógica del juego colectivo.

Ejemplos:

  1. “Los guardianes del territorio”
    Un equipo protege zonas marcadas en su campo (círculos, colchonetas o conos). El otro intenta ocuparlas sin ser tocado. Al intercambiar roles, se entrena la lectura del espacio y el movimiento táctico.
  2. “Pasa y escóndete”
    Después de pasar, el jugador debe desplazarse a una zona segura previamente marcada. Se trabaja el pase y la movilidad posterior, evitando quedarse fijo.
  3. “Caminos invisibles”
    Se juega en un espacio dividido en casillas o zonas. Solo se puede estar un máximo de 3 segundos en cada zona. Se fomenta el desplazamiento constante y la toma de decisiones sobre dónde ir.
  4. “Territorio libre”
    Cada equipo tiene zonas que puede conquistar si logra que dos jugadores estén dentro durante 5 segundos. Se entrena la coordinación en movimiento y la lectura colectiva del espacio.

✔ Foco principal: leer el espacio, moverse sin balón, evitar agrupamientos.

B. Juegos de invasión cooperativa

Qué son y para qué sirven:
Son juegos que simulan la dinámica de deportes de invasión (como el balonmano o baloncesto), pero sin centrarse en el marcador. El objetivo es avanzar juntos, progresar en el espacio de juego y colaborar para lograr metas comunes. Se prioriza el pase, la ayuda mutua y la toma de decisiones rápidas.

Ejemplos:

  1. “Los tres pasos”
    Quien tiene el balón solo puede dar tres pasos antes de pasar. Obliga a pensar rápido, a apoyarse en el equipo y a leer el entorno constantemente.
  2. “Captura la zona”
    El objetivo es llegar con el balón a una zona central o final del campo y mantener la posesión durante cinco segundos. La colaboración y el pase son fundamentales.
  3. “Pasillo seguro”
    Un equipo debe avanzar pasando por zonas marcadas del campo. Solo se puede pasar si hay un compañero colocado en la siguiente zona. Se trabaja la colocación y la coordinación sin balón.
  4. “El relevo de los sentidos”
    Cada jugador solo puede avanzar tras recibir una indicación verbal de un compañero. Se potencia la comunicación táctica y la anticipación colectiva.

✔ Foco principal: progresión con sentido, cooperación real, lectura del juego grupal.

C. Juegos de golpeo con oposición

Qué son y para qué sirven:
Simulan situaciones básicas de deportes como el voleibol, tenis, hockey o béisbol, centrados en el golpeo intencionado con oposición. Se trabaja el control del gesto, la anticipación, la defensa de espacios y la elección del momento para lanzar o devolver.

Ejemplos:

  1. “El campo dividido”
    Dos campos separados por una red o cuerda. Hay que lanzar o golpear para que el móvil toque el suelo del campo contrario. Se alternan ataque y defensa.
  2. “Acierta y protege”
    Cada equipo tiene una portería o zona protegida y una zona desde donde se puede lanzar. Hay que decidir cuándo atacar y cuándo priorizar la defensa.
  3. “Cruza y lanza”
    Se juega en dos campos conectados por una zona neutra. Solo se puede lanzar desde dentro de esa zona, que debe conquistarse previamente. Combina golpeo y ocupación de espacio.
  4. “Rondas de precisión”
    Los equipos se turnan para lanzar a zonas específicas con valor táctico (círculos, colchonetas, conos). La defensa intenta desviar sin contacto. Se entrena la puntería en movimiento.

✔ Foco principal: golpeo con control, defensa básica, ubicación corporal.

D. Juegos de cambio de rol (ataque-defensa)

Qué son y para qué sirven:
En estos juegos se pasa de forma rápida y natural del ataque a la defensa y viceversa. El foco está en comprender las transiciones, anticipar lo que viene y adaptarse al nuevo rol sin detener el juego. Es un tipo de juego muy rico tácticamente y que favorece la atención, la velocidad mental y la cooperación.

Ejemplos:

  1. “Mini-piñata”
    Si un jugador toca a otro con el balón, ambos cambian de rol. Favorece la anticipación, la atención constante y la agilidad mental.
  2. “Atrapa al que ataca”
    Quien pierde la posesión del balón pasa a defender. Se entrena la reacción inmediata y el pensamiento táctico tras cada pérdida.
  3. “El cazador cazado”
    Si un atacante falla un pase o tiro, debe ir inmediatamente a ocupar el rol de defensor. Se juega con la idea de error-responsabilidad.
  4. “Cambio a la carrera”
    Cada equipo tiene jugadores “comodines” que, tras una acción determinada, se cambian de bando. Esto obliga a reajustar estrategias en pleno movimiento.

✔ Foco principal: adaptarse a transiciones, leer el juego completo, comprender la dinámica ataque-defensa.

4. Cómo dar valor a los roles dentro del juego

Una de las grandes ventajas de los juegos predeportivos en Primaria es que permiten introducir y trabajar roles funcionales dentro del equipo, más allá de las categorías básicas de atacante y defensor. Enseñar a asumir, comprender y valorar distintos roles en el juego colectivo no solo mejora la participación, sino que fomenta el pensamiento táctico, la empatía motriz y la responsabilidad compartida.

Roles funcionales: más allá del balón

En cada juego, podemos destacar diferentes funciones que ayudan a que el juego fluya. Estos roles pueden visibilizarse, repartirse intencionadamente y comentarse durante o después de la sesión:

  • Lanzador o finalizador: quien ejecuta la acción ofensiva final, ya sea un tiro, golpeo o entrada en zona.
  • Pasador o conector: quien facilita la circulación del balón o elemento, eligiendo el momento y destinatario adecuados.
  • Constructor de juego: quien organiza desde atrás, orienta los movimientos y propone opciones a sus compañeros.
  • Apoyo sin balón: quien se ofrece, acompaña la jugada o cubre el espacio libre para facilitar la progresión.
  • Defensor activo: quien anticipa, intercepta o bloquea con criterio y atención.
  • Guardia o protector de zona: quien cuida el área clave, ya sea una portería, una zona de lanzamiento o un espacio estratégico.

Poner nombre a estas funciones, aunque sea con palabras sencillas adaptadas al grupo, ayuda a que los alumnos entiendan el juego como un sistema de interacciones, no como una carrera individual.

Roles extra: inclusión y pensamiento en el juego

No todos los roles tienen que estar dentro del campo. Existen roles complementarios que permiten la participación activa del alumnado incluso cuando no están en juego directo:

  • Observador activo: toma notas, registra lo que sucede, identifica aciertos o áreas de mejora del equipo.
  • Estratega de grupo: ayuda a diseñar tácticas o propuestas de mejora entre turnos o al finalizar cada jugada.
  • Árbitro-formador: no sanciona, sino que recuerda las reglas, da indicaciones y favorece un clima justo.
  • Mediador de equipo: ayuda a resolver desacuerdos o a fomentar el respeto y la cooperación entre compañeros.

Estos roles no son secundarios. Al contrario, son palancas de inclusión: permiten que cualquier alumno, sea cual sea su nivel motriz, se sienta partícipe del aprendizaje.

Cómo introducirlos en clase

  • Nombrar los roles desde el inicio de la sesión: explicarlos brevemente ayuda a que se juegue con más intención.
  • Rotar los roles: permitir que todos pasen por cada rol a lo largo de la unidad garantiza una comprensión global del juego y mejora la equidad.
  • Usar fichas visuales de rol: si el grupo lo necesita, podemos crear tarjetas con el nombre, símbolo y función principal de cada rol para que los alumnos lo tengan presente mientras juegan.
  • Hacer visible el valor del rol en la reflexión final: preguntar «¿Qué ha aportado tu rol al equipo hoy?» ayuda a que el alumnado se reconozca en su papel.

Sentido didáctico

Trabajar roles en los juegos predeportivos no es solo una cuestión organizativa: es una herramienta pedagógica para favorecer el pensamiento táctico, la cooperación y la autorregulación. Permite que el juego se entienda como algo colectivo, donde cada acción tiene un propósito y cada función, un valor.

Comprender el juego es más fácil cuando te explican qué papel tienes dentro de él.

5. Variantes para adaptar o enriquecer

Los juegos predeportivos no deberían ser estáticos ni cerrados. Una de sus mayores virtudes es la flexibilidad pedagógica: permiten introducir variaciones que mantienen el interés, aseguran la inclusión y profundizan en el aprendizaje.

A continuación, se proponen distintas formas de adaptar o enriquecer un mismo juego según la variable que se modifique. Esta clasificación no solo ayuda a diversificar la propuesta, sino también a ajustar el juego a las necesidades reales del grupo.

Variable que se modificaEjemplos de aplicación¿Qué se entrena?
Material• Balones blandos o grandes para reducir velocidad
• Globos o pelotas de tela para fomentar cooperación
• Cambiar implementos de golpeo (palas, pies, manos…)
• Usar material móvil (aros, conos que se desplazan, zonas flotantes)
Coordinación, control gestual, anticipación, ajuste motriz
Consignas cognitivas• “No puedes pasar hasta que nombres un animal distinto”
• “Pasa solo a quien no haya recibido aún”
• “Antes de lanzar, di qué harás si fallas”
• “Haz una finta antes de pasar”
Atención, memoria de trabajo, planificación, toma de decisiones
Espacio• Reducir el campo para favorecer apoyos cercanos
• Ampliar el espacio para fomentar desplazamientos y visión táctica
• Dividir el campo en zonas con funciones distintas
• Establecer zonas de paso obligado
Ocupación táctica, desplazamiento, gestión del ritmo
Tiempo o ritmo• Limitar el tiempo de posesión (ej.: 3 segundos)
• Usar cuenta atrás invisible o “tiempo fantasma”
• Jugar con ritmo externo (música, señales sonoras)
• Rondas cortas con pausas reflexivas
Toma de decisiones bajo presión, control emocional, atención al ritmo
Dinámica del juego• Juego en espejo (jugar → observar → reflexionar → volver a jugar)
• Juego en capas (añadir reglas progresivamente)
• Comodines externos con roles específicos (estratega, asistente, comentarista…)
Observación, metacognición táctica, mejora por comparación
Evaluación integrada• Autoevaluación rápida tras cada jugada (“¿Qué ha funcionado?”)
• Paradas tácticas para reajustar decisiones
• Evaluación en espejo con registro de evidencias
• Registro por parejas sobre rol asumido y aportaciones
Reflexión, regulación emocional, visión global del juego

6. Evaluar sin exámenes: qué observar

La evaluación en Educación Física, especialmente en las etapas de Primaria, debería alejarse de modelos centrados en la medición del rendimiento físico o la reproducción técnica. Tal como afirman Black y Wiliam (1998) en su revisión sobre evaluación formativa, “cuando la evaluación se utiliza para ajustar la enseñanza y ayudar al alumnado a aprender, sus efectos son significativamente positivos”. Esta idea es clave en contextos prácticos como los juegos predeportivos, donde evaluar no debería interrumpir el juego, sino surgir del propio desarrollo de la actividad.

Por su parte, Ruth Butler (1988, 2006) demostró que centrar la evaluación en la mejora personal —y no en la comparación externa— favorece la motivación intrínseca y el compromiso con el aprendizaje, especialmente cuando se promueve la autorregulación. En esta misma línea, Zabala y Arnau (2014) recuerdan que “una evaluación verdaderamente competencial no se limita a calificar productos, sino que observa procesos, interacciones y toma de decisiones en contextos reales”.

Desde esta perspectiva, los juegos predeportivos no solo permiten aprender jugando, sino también evaluar observando, recogiendo evidencias significativas sin necesidad de exámenes. A continuación, se proponen cinco focos clave que el profesorado puede utilizar para evaluar durante la propia acción de juego.


Foco de observaciónQué observarEjemplo de evidencia
Participación activa y funcional• Participa de forma continua y con intención
• Toma decisiones dentro del juego
• Asume responsabilidades funcionales
• Evita comportamientos pasivos o desconectados
Corre sin parar, pero no se ofrece como apoyo ni realiza pases relevantes.
Comprensión táctica básica• Se mueve con lógica táctica
• Cambia de rol según lo exige el juego
• Toma decisiones según el contexto
• Anticipa acciones propias y ajenas
Reacciona al perder el balón y se recoloca para defender sin que nadie se lo indique.
Relación y cooperación en el grupo• Colabora y respeta roles
• Apoya a compañeros/as con dificultades
• Se comunica eficazmente
• Propone ideas sin imponerlas
Explica la consigna a un compañero que no la entendía y cede su rol de forma voluntaria.
Uso del espacio, pase, defensa y progresión• Se ubica en zonas útiles
• Pasa con intención
• Defiende con criterio
• Favorece la progresión del juego colectivo
Se desplaza a un espacio libre para generar opción de pase, aunque no reciba el balón.
Reflexión tras el juego• Identifica errores y aciertos
• Propone mejoras personales o grupales
• Relaciona lo jugado con aprendizajes previos
• Verbaliza o escribe lo aprendido
Dice: “Hoy he entendido que a veces es mejor dejar espacio que ir a por el balón.”

La evaluación, en este enfoque, no interrumpe el juego, sino que lo acompaña y lo convierte en una oportunidad formativa completa.

7. Cierre: de jugar a comprender el juego

Diseñar juegos predeportivos no consiste en entretener al alumnado, ni en “gastar energía”, ni en llenar sesiones con propuestas vistosas. Consiste en crear contextos de aprendizaje reales, significativos y compartidos donde cada alumno y alumna pueda pensar, actuar, equivocarse, corregirse y disfrutar formando parte del juego.

Un buen juego predeportivo no se mide por la intensidad del esfuerzo, sino por la profundidad del entendimiento que genera. No se trata de contar cuántos goles se marcaron, sino cuántos jugadores comprendieron por qué ese gol fue posible. No importa tanto quién ganó, sino quién mejoró su capacidad de colaborar, anticipar y decidir en equipo.

Cuando un niño deja de correr detrás del balón sin saber por qué y empieza a colocarse con sentido, a ofrecerse como apoyo, a buscar zonas útiles para su equipo o a explicar una consigna a un compañero… entonces el juego ha cumplido su función pedagógica.

Porque en realidad, no estamos enseñando a jugar, sino a pensar a través del juego. Y eso solo ocurre cuando hay intención, reflexión y diseño consciente.

“Un buen juego predeportivo no es el que más hace correr, sino el que más hace entender por qué se corre, a dónde se corre y con quién se corre.”

Enlaces externos

1. Juegos predeportivos para Educación Física | MaacFormación
Este artículo reciente ofrece recursos y explicaciones claras sobre cómo usar juegos predeportivos en clase de primaria, destacando su papel en el desarrollo de habilidades motrices, tácticas y colaborativas. Es útil para docentes que buscan ejemplos concretos y fundamentación didáctica.
Enlace: https://www.maacformacion.es/noticias/juegos-predeportivos/

2. Juegos pre-deportivos adaptados para la inclusión de estudiantes con TDAH en EF
Este estudio reciente analiza cómo adaptar los juegos predeportivos para garantizar la participación efectiva del alumnado con TDAH. Describe estrategias prácticas y resultados positivos en inclusividad motriz y social en primaria.
Enlace: https://www.593dp.com/index.php/593_Digital_Publisher/article/download/3125/2545/24196

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