Evaluación formadora: Cambiar el foco hacia el aprendizaje.

La evaluación formadora es un enfoque pedagógico que transforma el modo en que entendemos el aprendizaje. No se trata solo de medir resultados, sino de convertir la evaluación en una herramienta para aprender, reflexionar y mejorar de forma continua. En este tipo de evaluación, el error no se penaliza, sino que se valora como un punto de partida hacia el aprendizaje.

Principios clave de la evaluación formadora:

  • Participación activa: El alumnado colabora en la definición de objetivos y criterios de evaluación, fomentando la implicación en su propio proceso de aprendizaje.
  • Autoevaluación y coevaluación: Los estudiantes evalúan su progreso y el de sus compañeros, desarrollando autonomía y habilidades críticas.
  • Feedforward: Las decisiones pedagógicas se enfocan en el futuro, analizando datos para guiar y orientar el aprendizaje hacia nuevas metas.
  • Cambio de rol docente: El profesorado acompaña, orienta y facilita la autorregulación, en lugar de centrarse únicamente en corregir.

La evaluación formadora busca que todos los actores de la comunidad educativa trabajen juntos hacia un aprendizaje más significativo y personalizado. Este enfoque promueve una cultura de mejora constante, donde cada estudiante avanza desde sus necesidades y fortalezas.

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