El dominio afectivo (Krathwohl, Bloom, Masía, 1973) describe objetivos de aprendizaje que enfatizan un tono de sentimiento, emoción o grado de aceptación o rechazo. Las metas afectivas varían desde la simple atención a fenómenos seleccionados hasta cualidades de carácter y conciencia complejas pero internamente consistentes.
Estos objetivos se expresan en forma de intereses, actitudes, apreciaciones, valores, conjuntos de emociones o prejuicios.
El criterio que sirve de base para la discriminación de las categorías de los objetivos en el campo afectivo es el grado de interiorización que una actitud, valor o apreciación revela a la conducta de un mismo individuo. Los propósitos del campo afectivo se manifiestan a través de la recepción, la respuesta, la valorización, la organización y la caracterización con un valor o un complejo de valores.