La gestión de la creación de personajes literarios a través de la cultura del pensamiento en primaria puede ser un enfoque muy enriquecedor para desarrollar toda la narrativa en esta etapa.
Introducir las rutinas de pensamiento para analizar personajes literarios existentes o imágenes que sirvan de inspiración puede ser un buen comienzo para nuestro trabajo de análisis de personajes en la narrativa. Con una gran variedad de rutinas de pensamiento como «veo, pienso, me pregunto» «diez veces dos», etc. podemos pedirles que observen detenidamente el personaje o la imagen, que compartan lo que ven, lo que piensan que está sucediendo y las preguntas que les surgen sobre el personaje. Todo ello nos dará un bagaje de emociones y motivaciones de los personajes que seguro serán fuente de inspiración, para crear y gestionar los nuestros propios en las producciones futuras.
En una segunda fase podemos fomentar la reflexión sobre características y motivaciones de cada uno de ellos. Aquí el poder de hacer buenas preguntas nos potenciará sobremanera la efectividad de la dinámica de clase. Podemos hacer preguntas como: «¿Qué palabras describirían a tu personaje?», «¿Cuáles son los deseos o metas de tu personaje?», o «¿Qué obstáculos enfrenta tu personaje y cómo los supera?»…
Explorando los sentimientos y emociones de los personajes, podemos hacer preguntas como: «¿Cómo crees que se siente el personaje en esta parte de la historia? ¿Por qué?». Esto invita a los niños a ponerse en el lugar del personaje y a considerar los posibles estados emocionales que experimenta.
También podemos indagar sobre las acciones y palabras del personaje que reflejan sus sentimientos, preguntando: «¿Cuáles son las acciones o palabras del personaje que te hacen pensar que está feliz/triste/enfadado/asustado/etc.?» Esto ayuda a los peques a encontrar evidencias en la narración y a interpretar las señales emocionales del personaje.
Las motivaciones de los personajes pueden ser exploradas con preguntas como: «¿Qué crees que motiva al personaje a actuar de esta manera?» o «¿Qué crees que el personaje aprende o descubre a lo largo de la historia? ¿Cómo afecta eso a sus sentimientos y motivaciones?». Estas preguntas les incitan a reflexionar sobre las razones detrás de las acciones del personaje y a considerar cómo estas motivaciones pueden cambiar a lo largo de la narración.
Además, podemos retarles a relacionar los sentimientos y emociones de los personajes con sus propias experiencias, preguntándoles: «¿Puedes relacionar los sentimientos o emociones del personaje con tus propias experiencias? ¿Te has sentido de manera similar en algún momento?».
Seguidamente, invitémosles a ponerse en el lugar de sus personajes. Pidamos que piensen en cómo se sentirían en diferentes situaciones, qué decisiones tomarían y cómo se relacionarían con otros personajes. Esto les permitirá desarrollar una comprensión más profunda de sus personajes y fomentar la empatía.
Para el análisis de las acciones de los personajes, la destreza de pensamiento de la toma de decisiones nos va a dar mucho juego si la tenemos instaurada en el día a día del aula, tanto para la creación de personajes como para analizar personajes ya creados.
Las actividades de dramatización en las que tengan que representar a sus personajes en pequeñas escenas o diálogos pertenecientes a la obra o, por qué no, inventados, siendo fieles a las características y personalidad de su personaje, les permitirá explorar y expresar las características y personalidades de sus personajes, así como desarrollar habilidades de comunicación y expresión oral.
Ha llegado el momento de fomentar la creación de perfiles de personajes. Que creen perfiles detallados de sus personajes literarios, incluyendo aspectos como apariencia física, personalidad, habilidades y antecedentes. Esto les ayudará a organizar sus ideas y a tener una visión más completa de sus personajes.
Otro aspecto muy enriquecedor es trabajar la capacidad de diferenciar al personaje principal de los secundarios y los motivos por los cuales esto se da de esta manera en la historia, durante el proceso de planificación.
Para enseñar a los niños de primaria a distinguir entre el personaje principal y los personajes secundarios en una historia, podemos seguir algunos pasos clave:
Primero, es importante ayudarlos a identificar los rasgos destacados de los personajes.
Pedirles que observen las características y acciones de cada personaje. El personaje principal suele estar más involucrado en la trama, toma decisiones importantes y enfrenta desafíos significativos, mientras que los personajes secundarios desempeñan un papel menos prominente y están presentes para apoyar al personaje principal.
Además, es crucial analizar la importancia de cada personaje en la historia. Explicaremos a los niños cómo los personajes principales tienen un impacto significativo en el desarrollo de la trama. Sus acciones y decisiones impulsan la historia y tienen un mayor peso en la resolución de conflictos. Por otro lado, los personajes secundarios pueden proporcionar apoyo, desencadenar eventos o agregar variedad a la historia sin tener una influencia tan directa.
Fomentar discusiones en grupo será otra estrategia efectiva. Organizaremos sesiones donde los niños puedan compartir sus ideas y puntos de vista sobre los personajes en diferentes historias. Los animaremos a expresar quiénes creen que son los personajes principales y por qué, y cómo se diferencian de los personajes secundarios. Estas discusiones fomentarán el respeto y el intercambio de opiniones, creando un ambiente de aprendizaje colaborativo donde los niños puedan aprender unos de otros.
Estimular la escritura creativa.
Una vez que los estudiantes hayan desarrollado sus personajes, anímalos a escribir cuentos, historias cortas o incluso obras de teatro en las que los personajes desempeñen un papel central. Esto les dará la oportunidad de aplicar lo que han aprendido sobre sus personajes y crear narrativas interesantes.
Diferenciar entre presentar y describir personajes en una historia.
Al presentar a un personaje en una historia, se le brinda al lector la oportunidad de descubrir y conectar emocionalmente con el personaje a medida que se desarrolla la trama. A través de las acciones, diálogos y relaciones con otros personajes, el personaje cobra vida gradualmente, permitiendo que su personalidad y características se desarrollen de manera dinámica. Esto fomenta la inmersión del lector en la narrativa, ya que pueden formar sus propias impresiones y conjeturas sobre el personaje a medida que avanza la historia.
Por otro lado, hacer una descripción completa de un personaje ofrece una imagen estática y detallada desde el principio. Esta descripción incluye aspectos como la apariencia física, personalidad, antecedentes y habilidades del personaje. A diferencia de la presentación en la historia, la descripción completa proporciona una visión detallada de los atributos del personaje, permitiendo al lector comprender rápidamente su contexto y características principales. Sin embargo, esto puede limitar la interpretación personal del lector, ya que se le brinda información más concreta y específica sobre el personaje y, principalmente, corremos el riesgo en edades tempranas de que la narración se estanque y resulte aburrida y falta de ritmo por ir parando en cada descripción y extendernos en ella cada vez que aparece un personaje.
Diferenciar entre personaje y persona.
Cuando hablamos de personajes, nos referimos a los amigos o enemigos que encontramos en las historias que disfrutamos. Podemos pensar en ellos como personajes interesantes que nos entretienen con sus aventuras. Por otro lado, cuando hablamos de personas, nos referimos a nosotros mismos y a las personas que conocemos en la vida real, como nuestros amigos, familiares y maestros.
Los arquetipos.
El conocimiento de los arquetipos en la narrativa permite a los peques apreciar y explorar las complejidades de las historias. También les proporciona una base sólida para desarrollar su creatividad al crear personajes más ricos y complejos en sus propias historias.
El conocimiento de los arquetipos en la narrativa infantil y juvenil amplía la comprensión de los personajes, las estructuras narrativas, los temas y los símbolos. Al reconocer y analizar los arquetipos, los estudiantes pueden apreciar y explorar las historias de manera más profunda y utilizarlos como herramientas creativas en sus propias creaciones narrativas. Algunos ejemplos de arquetipos comunes en la literatura infantil y juvenil son el héroe, el villano, el mentor, la sombra, el compañero leal y el sabio.
Proporcionar feedback y fomentar la revisión constante en pequeños tramos.
Todo ello fomenta la cultura de pensamiento de mejora continua al pedir a los estudiantes que revisen y mejoren sus personajes y sus escritos. Anímalos a dar y recibir retroalimentación constructiva de sus compañeros, lo que les ayudará a desarrollar habilidades de análisis y pensamiento crítico.
Se debe insistir en que se haga constantemente en pequeños tramos que hagan que las mejoras y el feedback dado ya pueda estar presente en el resto de la producción. Me reconoceréis que da una pereza tremenda ponerse a revisar una producción una vez acabada. Si a nosotros nos da pereza imaginaros a un peque se le debe caer el mundo al suelo.
Ideas para consolidar de manera positiva la creación de personajes.
Compartir y celebrar los personajes creados: Organiza una actividad en la que los estudiantes puedan compartir sus personajes literarios con el resto de la clase. Esto les dará la oportunidad de aprender de los personajes de sus compañeros, apreciar la diversidad creativa y celebrar el trabajo realizado.
Combinar personajes creados en diferentes historias: Entre compañeros, cada uno aporta un personaje o varios de historias creadas anteriormente y desarrollan la trama que resultaría que se reunieran en una nueva historia.
Actividades de dibujo y diseño de personajes: Dibujar y diseñar sus propios personajes. Puedes pedirles que creen personajes basados en descripciones específicas o en su imaginación. Al finalizar, promueve la discusión y el intercambio de ideas sobre los personajes creados.
Finalmente, quiero decir que si de la creación de personajes hacemos todo este proceso, la llegada de ellos a la narrativa hace que sea mucho más significativa. No sé si habéis notado que cuando les animamos a iniciarse en la narrativa, los personajes y la trama a veces parecen agua y aceite o, incluso, que son elementos que se están diciendo «quítate tú para ponerme yo». Si la narrativa y su trama la hacemos como consecuencia de un proceso enriquecedor de creación, gestión y análisis de personajes, proporcionándoles buenos modelos, seguramente veremos como en gran medida esos problemas desaparecen porque una trama será lo que sus personajes quieran que sea.
Tolo Berrocal