La recomendación del Parlamento y del Consejo Europeo sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente, conocida formalmente como «Recomendación 2006/962/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 18 de diciembre de 2006 sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente», identifica ocho competencias clave que se consideran esenciales para el desarrollo personal, la ciudadanía activa, la inclusión social y el empleo.
Entre estas competencias clave, la competencia emprendedora se describe como la capacidad de la persona para transformar ideas en actos. Esto implica no solo la capacidad de planificar y gestionar proyectos para alcanzar objetivos, sino también la capacidad de asumir riesgos y manejar la incertidumbre. La competencia emprendedora incluye el desarrollo de habilidades como la creatividad, la innovación, la asunción de riesgos, así como la capacidad de planificar y gestionar proyectos para alcanzar objetivos específicos.
Básicamente, la competencia emprendedora se define en la recomendación como la habilidad de convertir ideas en acciones, lo que abarca desde la creación de un nuevo negocio hasta la capacidad de innovar y resolver problemas en diferentes contextos.
