Autorregulación. Mi objetivo personal

Siempre que quiero echar unas risas me da por desempolvar las memorias de trabajo de cuando empezaba y encuentro cosas que me hacen pasar un buen rato porque no las repetiría, aunque reconozco que encuentro otras que habían caído en el olvido y que siguen teniendo su utilidad hoy en día. En una de esas memorias de trabajo encontré una anotación que rezaba lo siguiente “autoevaluación es que ellos pongan si está bien o mal según lo que yo les vaya diciendo”. Bueno, también me contaron que Michael Jordan cuando era un chaval se colgaba de los tobillos para crecer más y no le fue mal, nunca se sabe.


La capacidad para definir objetivos es una de las habilidades que deben definir a un/a peque que emplea su propia evaluación para regular su aprendizaje. La motivación de todo ello es que si queremos que sepan construir sus propios criterios de evaluación, previamente deben ser diestros en trazar los objetivos de aprendizaje que harán que ellos puedan ir regulando sus criterios de éxito durante el camino. Antes de salir a una carrera, mejor veamos donde se encuentra la meta, porque queremos llegar a ella y de que nos servirá en el futuro. Una vez visitada la meta, será más natural establecer el camino y los criterios de éxito que nos irán dando la información necesaria para llegar a la conclusión de que hemos conseguido el objetivo plenamente.


Otra vertiente interesante es la diversidad. Una manera de primar la diversidad es ser diverso en el establecimiento de objetivos y para ello, los peques tienen que participar de manera activa para que establezcan aprendizajes futuros partiendo de los anteriores y que cada uno lo haga desde su nivel real de conocimientos.
Todo ello forma parte de la autoevaluación y de una evaluación formativa de la cual estoy personal y profesionalmente convencido. Es cierto que, en las tareas mecánicas, cálculo, por ejemplo, ese camino se simplifica y si les ponemos una hoja de autoevaluación al lado de unas operaciones pueden autoevaluarse de manera inmediata, pero los aprendizajes que nos demanda el futuro, quizás ya llegamos tarde, como los competenciales, son mucho más amplios y menos concretos. Por este motivo necesitará de una planificación previa por parte del alumnado, siempre a través de un proceso de modelaje liderado por los profesores. En el recurso que acompaña a este artículo tenemos un apoyo para poder planificar nuestro objetivo. El conocimiento por parte del alumno/a de cuál es el objetivo, con qué herramientas lo puedo conseguir, como repartirlo y como reconocer el éxito en ese camino, son los ingredientes que propongo en este organizador para que posteriormente el protagonista haga un seguimiento de sus logros y razone por qué piensa que está avanzando en la consecución de ese objetivo. Bajo mi punto de vista, lo que más sentido da a la evaluación formadora o reguladora es que el/la protagonista sea consciente de en que punto del camino se encuentra y que criterios de éxito regulan su avance.


Es por ello por lo que esta manera de actuar está relacionada estrechamente con la cultura del pensamiento. La capacidad de reflexión, de hacer visibles los razonamientos, los motivos y de conectar aprendizajes anteriores con futuros son los mimbres con los que cualquier persona puede mejorar sus habilidades en la capacidad para definir objetivos de aprendizaje y todo ello a su vez forma parte de las características de las rutinas y destrezas de pensamiento.
Estas prácticas son válidas para cualquier área o actividad que les plantee un reto a los/las peques. El ejemplo que os comparto es con el área de educación física. Después de vivenciar las cualidades físicas básicas en octubre y de obtener unos resultados personales en cada una de ellas, les emplazamos a repetirlas en el mes de febrero. Al mismo tiempo trazamos la definición de un objetivo relacionado ¿Qué cualidad quiero mejorar? Y a partir de ahí trazaron su objetivo y su plan para conseguirlo.


En el mes de enero revisamos el plan y posteriormente se finaliza con las pruebas de febrero y su comparación con los resultados anteriores. Es evidente que son personitas en formación física y que a poco que se alineen los astros, las pruebas de febrero saldrán mejor que las de octubre, pero aquí el valor se lo damos al hecho de recorrer el camino, no a la meta en sí. Se lo damos a modelar el proceso del establecimiento y seguimiento del objetivo, que para ellos sea “Mi objetivo personal”.
Porque si lo hacen suyo, ya tenemos mucho ganado.


Tolo Berrocal
Tutor de Primaria

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