Funciones ejecutivas en el aula. La activación cognitiva.

La activación cognitiva es una función ejecutiva que permite iniciar y mantener el esfuerzo mental necesario para realizar una tarea. Esta capacidad implica empezar una acción o resolver un problema de manera autónoma, mantener la energía y el ritmo adecuados, tomar decisiones independientes y estar atentos a lo que ocurre a nuestro alrededor.

Un alumno con buena activación cognitiva muestra iniciativa para empezar acciones o resolver problemas sin necesidad de que se lo pidan. Además, es capaz de mantener la energía y el ritmo adecuados durante las tareas, sabe cuándo detenerse para descansar y retomar el trabajo sin quejarse, y disfruta al tomar decisiones por sí mismo, en lugar de actuar solo por obediencia. Este alumno también puede identificar y mantener un estado de calma, evitando extremos de tensión, estrés o cansancio, y mantiene un estado de alerta adecuado, respondiendo rápidamente a los estímulos.

Fomentar la activación cognitiva en el aula tiene múltiples beneficios: aumenta la autonomía y la motivación en las tareas, contribuye a un clima de aula positivo y proporciona recompensas positivas frecuentes por el éxito en las tareas. Además, refuerza las relaciones sociales y la mentalidad de crecimiento, facilita el éxito temprano y frecuente, y promueve actividades cotidianas que activan la mente, como memorizar, calcular mentalmente, dibujar, leer y ordenar espacios. También se beneficia del ejercicio físico adecuado y del descanso suficiente, y ofrece oportunidades para que los estudiantes narren y expresen sus aprendizajes.

Para trabajar la activación cognitiva en el aula, se pueden implementar diversas estrategias y actividades:

  1. Tareas de Inicio Autónomo: Al inicio del día, el maestro puede asignar una tarea breve que los estudiantes deben iniciar sin esperar indicaciones adicionales, como escribir un breve párrafo sobre un tema específico, resolver un problema matemático simple o dibujar algo relacionado con la lección del día. Iniciar cada clase con una tarea breve y autónoma, como un rompecabezas, un problema de lógica o una actividad de memorización, también puede ser útil.
  2. Mantener la Energía y Ritmo: Se pueden dar a los estudiantes tareas que requieran mantener la concentración y el esfuerzo durante un período prolongado, como leer un capítulo de un libro y luego discutirlo en grupo. Crear estaciones con diferentes actividades (leer, calcular, dibujar, ordenar) y permitir que los estudiantes roten por ellas puede ayudar a mantener la energía y el ritmo al cambiar de tareas.
  3. Gestión del Descanso: Permitir a los estudiantes tener breves descansos de 5 minutos después de 25 minutos de trabajo intenso, utilizando un temporizador para saber cuándo es el momento de volver al trabajo. Incluir ejercicios de estiramiento y relajación breves entre actividades también puede ser beneficioso para ayudar a los estudiantes a identificar cuándo necesitan descansar y cómo regresar al trabajo después.
  4. Tomar Decisiones y Autonomía: Ofrecer a los estudiantes opciones entre diferentes tareas o proyectos y permitirles elegir en qué quieren trabajar y cuándo, fomenta la toma de decisiones y la autonomía. Crear situaciones en las que los estudiantes deban discutir y tomar decisiones en grupo, como elegir un proyecto de clase o decidir cómo decorar el aula, también es útil.
  5. Manejo del Estrés y Emociones: Animar a los estudiantes a mantener un diario en el que registren cómo se sienten durante el día y qué situaciones les causan estrés o tensión. Practicar ejercicios de respiración profunda, meditación guiada o visualización positiva en el aula también ayuda a los estudiantes a encontrar su estado de calma.
  6. Tareas de Desafío y Riesgo Responsable: Presentar a los estudiantes un problema complejo que deben resolver en grupo, como diseñar un experimento científico o crear una obra de arte colaborativa, puede ser una excelente forma de desafío. Crear situaciones de incertidumbre, como simulacros de situaciones de emergencia, donde los estudiantes deban tomar decisiones rápidas y actuar con rapidez, y asignarles tareas rutinarias que requieran compromiso constante, como ser el encargado de la mascota del aula o el responsable de mantener el orden en la biblioteca de clase, también son estrategias efectivas.

Es importante evitar factores que no ayudan a la activación cognitiva, como el exceso de estrés, contextos de amenazas y castigos, hábitos poco saludables, tolerancia a la pasividad y falta de iniciativa, sobreprotección excesiva, dificultades visuales o auditivas no tratadas, exceso de estímulos alrededor, muchos cambios en poco tiempo, desorden generalizado y pobreza de expresión verbal en la comunicación.

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