En educación hay una gran variedad de metodologías y estrategias. El reto no es encontrar ideas, sino saber cuáles funcionan y por qué. La enseñanza basada en evidencias nos recuerda que no basta con aplicar técnicas atractivas: para validar una estructura de aprendizaje es necesario analizar su fundamentación, su aplicabilidad y su impacto real.
La infografía “Los 6 pilares de una buena estructura de aprendizaje” reúne criterios clave para evaluar o diseñar propuestas que perduren y mejoren el aprendizaje. A continuación, desarrollamos cada pilar con una mirada conectada a la investigación más reconocida.

1. Fundamentación científica
Una estructura de aprendizaje debe basarse en evidencias sólidas y teorías contrastadas. Sweller y Kirschner destacan que reducir la sobrecarga mental favorece el aprendizaje. Flavell y Zimmerman muestran que la metacognición ayuda a planificar, supervisar y evaluar el propio trabajo. Black y Wiliam subrayan la importancia de la evaluación formativa y el feedback efectivo. La Education Endowment Foundation (EEF) ofrece un marco para medir este impacto, incluso en meses de progreso adicional.
2. Propósito claro y medible
Una estructura de aprendizaje necesita una intención bien definida. Hattie sostiene que la eficacia docente se mide por el progreso del alumnado respecto a objetivos claros y observables. Esto implica fijar metas precisas, establecer indicadores de éxito y verificar si la estructura responde a una necesidad real. Un propósito bien formulado evita que la estrategia se convierta en rutina y fomenta su uso intencional.
3. Simplicidad y transferibilidad
La complejidad no garantiza una mejor estructura de aprendizaje. La EEF y las Liberating Structures demuestran que las estrategias más útiles se explican en pocos minutos y se adaptan a distintas áreas curriculares. Una estructura sencilla reduce la carga cognitiva y facilita su integración en cualquier materia.
4. Escalabilidad y adaptabilidad
Una buena estructura de aprendizaje funciona en diferentes niveles, grupos y contextos. Johnson y Johnson, así como Kagan, proponen modelos que mantienen su esencia pero permiten ajustes para atender a la diversidad. En primaria, esta versatilidad es clave para que la estructura sirva tanto en tareas breves como en proyectos largos.
5. Visibilidad y coleccionabilidad
La presentación influye en el impacto de una estructura de aprendizaje. Marzano y Novak evidencian que los organizadores gráficos, tarjetas o guías visuales aumentan la comprensión y el uso continuado. Un formato claro, atractivo y fácil de compartir amplifica su alcance y favorece que se incorpore al repertorio docente.
6. Impacto en la comunidad educativa
El valor de una estructura de aprendizaje se confirma cuando trasciende el aula. Fullan y Hargreaves señalan que una innovación se consolida si genera valor percibido, se comparte entre docentes y se adapta a distintos contextos. La difusión en formaciones, redes y proyectos colaborativos demuestra que responde a necesidades reales.
Esta infografía es una invitación a reflexionar sobre cómo y por qué aplicamos una estructura de aprendizaje en el aula. Cada pilar puede inspirar ejemplos prácticos y decisiones más conscientes.
1. Education Endowment Foundation – Metacognition and Self-Regulated Learning
Guía práctica sobre cómo integrar la metacognición y la autorregulación en el aula, con recomendaciones basadas en evidencias internacionales.
https://educationendowmentfoundation.org.uk/education-evidence/guidance-reports/metacognition
2. Cognitive Load Theory – EdTech Books Encyclopedia
Explicación clara de la teoría de la carga cognitiva, basada en el trabajo de Sweller, para diseñar materiales que optimicen el aprendizaje.
https://edtechbooks.org/encyclopedia/cognitive_load_theory
3. Project Zero – Visible Thinking Routines
Recurso de Harvard con rutinas de pensamiento para hacer visible y profundizar en el pensamiento del alumnado en cualquier materia.
https://pz.harvard.edu/projects/visible-thinking